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UNA CONGREGACIÓN PARA REVOLUCIONAR LA WEB EL PROYECTO MÁS AMBICIOSO DE BARRON

El obispo Robert Barron ha anunciado su intención de fundar próximamente una congregación compuesta por entero de misioneros digitales.

Prácticamente desde su ordenación en 1986, el actual obispo de Winona-Rochester (Minnesota) Robert Barron es conocido no solo por sus afán apostólico, sino también por el éxito en sus iniciativas evangelizadoras.

Actualmente, Barron es el principal responsable de Word on Fire, una iniciativa de evangelización digital mundialmente conocida que aglutina a 1,8 millones de suscriptores en YouTube, cerca de 300.000 seguidores en Facebook, más de 100.000 en Twitter y otros tantos en Instagram. Sus vídeos, artículos y comentarios llegan a todos los rincones del mundo. Y desde hace unos meses también a los hispanohablantes, desde que en enero del año pasado “fichase” al sacerdote Ignacio Amorós para replicar la iniciativa en español.

Pero Barron nunca ha dado muchas muestras de conformarse. En sus escritos y comentarios episcopales siempre hace referencia a continuar evangelizando, buscando nuevas formas de hacerlo y de superar los límites de sus amplias redes para llegar a los alejados de la fe, como las que presentó en 2021.

Hacia su objetivo más ambicioso y netamente digital

Finalmente, el obispo parece haber dado con la tecla y encontrado el formato de comenzar la que podría ser su misión y objetivo más ambiciosos: la evangelización del llamado “continente digital”.

Según anunció desde los medios de Word on fire el pasado 15 de enero, el obispo se encontraría en pleno proceso de fundación de una orden religiosa dedicada por entero y en exclusiva a la evangelización a través de plataformas digitales.

Tal y como recogió recientemente Zenit, el desarrollo de esta iniciativa no es sólo otra expansión de Word on Fire: representa un nuevo modelo de vida sacerdotal, uno que coloca el trabajo de misión digital en su centro. La medida señala un reconocimiento de que Internet no es simplemente una herramienta para difundir el Evangelio, sino un campo de misión en sí mismo, que exige una respuesta dedicada de la Iglesia.

Según el anuncio, el objetivo del obispo es establecer una congregación de sacerdotes específicamente capacitados para la evangelización digital.

Formación teológica y digital

Entre su hoja de ruta se encuentra la de dar con entre tres y cinco sacerdotes y otros tantos novicios que comiencen una vida comunitaria siguiendo una regla espiritual propia y que Barron ya habría redactado.

Como parte de esta regla, los nuevos “misioneros” digitales se formarán no solo en teología y ministerio pastoral, sino también en los desafíos y oportunidades propios y concretos de la evangelización en línea.

Gente trabajando con sus ordenadores y medios digitales.

La dedicación y evangelización de la nueva orden que pretende fundar el obispo Barron será netamente digital y online.

También precisarán de una sede o residencia física que, según aseguró Barron, también estaría en condiciones de comenzar la actividad, después de que un donante proporcionase una casa en Rochester, Minnesota. Allí vivirán los sacerdotes, se formarán y comenzarán la ambiciosa misión de Internet.

El de Rochester no es el único donante para lo que el tiempo dirá si es una gesta evangelizadora: tan pronto como se anunció la nueva congregación de evangelización digital se comenzó al mismo tiempo una campaña de recaudación de fondos que recaudó en solo unos días más de 300.000 dólares.

¿Evangelizar en redes o las redes?

Uno de los aspectos centrales que en principio distinguirán la iniciativa de Barron de otras de corte evangelizador en redes e Internet será la comprensión de estos últimos campos.

Para Barron y su nuevo apostolado, Internet no es solo una herramienta en la que difundir contenidos, entre ellos religiosos, sino un vasto y complejo territorio de misión o, como lo llamó Benedicto XVI, “el continente digital”.

En este sentido, Barron ha llamado en muchas ocasiones al contacto, relación y evangelización de los “nones”, los que ni creen ni practican, así como con escépticos o ateos, ya sea en YouTube, en redes o en podcast, elementos que en los que también está -y domina con soltura a sus 65 años- el obispo Barron y sus iniciativas. Será el enfoque que asuma la nueva orden, formando sacerdotes que sean tan fluidos en la cultura digital como en la teología.

Los obstáculos

Aunque la noticia anunciada por Barron ha generado entusiasmo, el camino no está exento de obstáculos.

El primero de ellos, la misma fundación de la orden, proceso que en lo burocrático y administrativo está plagado de requisitos. El particular carácter del proyecto deberá obtener la aprobación canónica, así como también deberá conseguir una sostenibilidad a largo plazo que dependerá del apoyo financiero continuo y del reclutamiento exitoso de candidatos dispuestos a dedicar su sacerdocio al trabajo misionero digital. Por otro lado, deberá hacer frente a un detallado y amplio estudio de los beneficios y desventajas de la evangelización en redes, pues, aunque son muchos los que tratan de hacerlo, cada vez se plantea más la incógnita de su eficacia real.

Otro de los obstáculos será la vivencia en el día a día y en la práctica de lo realizado en las redes, anticipándose al riesgo de que, como tras la pandemia, se extienda lo virtual y se relegue lo presencial y real.

Como el mismo Barron ha reconocido en otras ocasiones, Internet puede ser un punto de partida -pero no el destino final- de la formación en la fe, por lo que la nueva orden deberá encontrar formas de integrar su presencia digital con la vida sacramental del mundo real.

Éxito desmedido en otras iniciativas: asaltando el Cielo con el rosario por la conversión

A lo largo de los últimos tiempos se podría hablar de algunas pruebas piloto por parte de Barron a la hora de probar la fidelidad y compromiso evangelizador de sus seguidores o incluso la misma llegada de un mensaje o llamado.

Uno de los casos más representativos fue su llamado a “asaltar el Cielo con el rosario” rogando a la Virgen por el regreso a la fe de los alejados.

Fue en mayo de 2023 cuando el obispo lanzó esta iniciativa “simple pero poderosa” a través de sus redes sociales y canales del ministerio Word on Fire. En ellas, el obispo precisó que la intención de los rosarios rezados sería el de pedir por la conversión, reuniendo para ello al mayor número posible de fieles rezando.

Los resultados hablaron por si solos: si bien el objetivo de Barron era alcanzar los 10.000 rosarios en todo el mes de mayo, tardó solo 3 días en superar sobradamente el objetivo inicial, que amplió a 50.000, objetivo que fue igualmente superado sobradamente antes de concluir el mes.

AcaPrensa / José María Carrera / Religión en Libertad

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