En el prólogo del nuevo libro de Ureta y Loredo ‘El dique roto’, donde se denuncia la infiltración homosexual en la Iglesia, el obispo Robert Mutsaerts, ‘enfant terrible’ del episcopado holandés, arremete contra el concepto engañoso de inclusividad en el moderno panorama católico.
«Todos son bienvenidos, pero no todos aceptan la invitación», recuerda Robert Mutsaerts, obispo auxiliar de Balduque, en Holanda, en el prólogo de ‘El dique roto’. En cambio, añade, en el infierno «todos son incondicionalmente bienvenidos» porque «el lema del diablo es: ‘Ven como eres. No tienes que cambiar. No tienes que pedir perdón. No tienes que mover un dedo para ayudar a los demás en sus necesidades. Todos son bienvenidos en el infierno. Todos, todos, todos [excepto los católicos y la gente decente]».
El perdón exige el arrepentimiento, insiste Mutsaerts. Esa es la clave para obtener la paz mental y del corazón, y eso significa admitir el pecado: «Nada funciona tan desastrosamente como negar el mal».
Mutsaerts está hablando de Fiducia suplicante, una declaración de Doctrina de la Fe que, dice, rompe con la Biblia, las tradiciones católicas [y el sentido común]: «Se pide la bendición de Dios para sanar la ruptura en la propia vida, no para perpetuar una situación desordenada».
«Uno no puede rechazar el juicio y las exigencias morales de Dios y seguir apelando a su misericordia», explica. Para Mutsaerts, el principal problema es que «Fiducia supplicans» no aborda la dimensión moral de los pecados homosexuales: «FS se niega a nombrar el mal».
AcaPrensa / Carlos Esteban / InfoVaticana
