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MÜLLER: «LA IGLESIA NO LEGITIMA COMPORTAMIENTOS FUERA DE LA DOCTRINA»

El cardenal Müller ha concedido una entrevista para el medio italiano Secolo en donde aborda, entre otros temas, su relación con Benedicto XVI y con el Papa Francisco.

El cardenal alemán comienza hablando sobre la situación que padece Polonia, un país que visita con frecuencia. Müller asegura que fue gracias a Juan Pablo II y al sindicato anticomunista Solidaridad que se logró acabar con el «oscuro imperio del comunismo.» Pero el cardenal germano lamenta que «ahora vuelve a caer la oscuridad, sobre Polonia, también por culpa de la UE, que quiere destruir Polonia como bastión del cristianismo, con un gobierno socialista que lucha contra los símbolos del cristianismo, la Cruz, las fiestas, los símbolos: quieren eliminar a los católicos, como hizo el nazismo, se respira muy mal ambiente. No como en Hungría, que es el país donde mejor se representan y defienden actualmente los valores cristianos».

Sobre san Juan Pablo II asegura que no solo era en aquel momento la persona más importante de Polonia sino del mundo entero. De él destaca su pensamiento que califica de «muy refinado» y le señala como «un gran filósofo de la antropología, de la justicia social, de la doctrina social de la Iglesia, contra el colectivismo, contra el individualismo de ciertas políticas».

Sobre las últimas polémicas del Papa

Sobre la polémica de estas últimas semanas a raíz de las palabras del Papa sobre el ‘mariconeo’ en los seminarios y en el Vaticano, el ex prefecto de Doctrina de la Fe hace hincapié en que «en temas de antropología, derecho natural y moral católica, los políticos deben abstenerse y no hacer propaganda, y la Iglesia no debe ser instrumentalizada. Esto se aplica al tema de la homosexualidad, el aborto, la eutanasia y la liberalización de las drogas».

Para Müller, «la Iglesia está para conducir a las personas a la vida eterna, a la felicidad, al amor de Dios, debemos presentar la doctrina, no dar opiniones personales, los que profesamos la Fe no podemos aceptar la falsa antropología, la afirmación de los derechos naturales de los homosexuales en la naturaleza: somos la Iglesia y Dios sólo ha hablado de hombres y mujeres».

En ese sentido, Müller añade que el Papa «no puede dar pasos adelante que luego son instrumentalizados por una determinada política LGTB: por un lado, presenta la Doctrina de la Iglesia y la hace suya, en sedes institucionales, por otro lado, en público cree que puede ser el párroco del mundo, pero esto no es posible».

«El Papa es un maestro de la fe y debe explicarla públicamente, no dar respuestas convenientes en público que luego son utilizadas por los que hacen política para decir, el Papa dijo, el Papa nos bendijo… eso es política, la Iglesia no busca consensos, no legitima comportamientos fuera de la Doctrina sino que marca el camino que considera correcto, luego cada uno es libre de seguirlo o no», añade el cardenal alemán.

Respecto a su relación Con Francisco, asegura que él nunca le ha criticado públicamente y que hasta ahora se ha limitado a responder a preguntas de fieles y periodistas y a repetir que «la doctrina católica, la cuestión de la Fe y la moral son más importantes que la política vaticana».

Además, explica que la Iglesia no debe «dar recetas ni soluciones sobre cuestiones que son sólo políticas, desde la emigración al Covid, pasando por la ciencia o las reformas del Estado» ya que «los fieles quieren oír de nosotros el Evangelio, no nuestras opiniones personales».

Su relación con Benedicto XVI

Sobre Benedicto XVI, Gerhard Müller cuenta que le conoció como profesor. «Era el típico conferenciante alemán, estudioso, muy bien preparado», señala Müller quien al mismo tiempo apunta que Ratzinger «era consciente de que la Palabra de Dios no basta, hay que explicarla, la Fe hay que explicarla a la gente sencilla, es compleja pero sencilla de explicar a quien quiera escuchar».

Preguntado por la renuncia de Benedicto XVI, el cardenal Müller explica que no estaba de acuerdo con su renuncia y que así se lo hubiera dicho si le hubiera pedido su opinión. «Sé que estaba cansado, que tenía dificultades para gestionar la maquinaria vaticana, pero podía hacerlo», añade el purpurado.

AcaPrensa / InfoVaticana

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