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“LO VIVIDO EN CHARTRES ME HACE INTUIR QUE AQUÍ SE ESTÁ MARCANDO UNA ÉPOCA EN LA IGLESIA”

Jorge Lázaro, está casado desde hace 18 años y tiene 6 hijos. Trabaja en un colegio de la diócesis de Toledo y vive en el mismo Toledo. Este año ha sido la 3ª vez que ha acudido a la peregrinación París-Chartres con uno de los capítulos españoles, el de Nuestra Señora de Covadonga.

¿Qué supone para usted haber peregrinado a Chartres por tercera vez?

Como en ocasiones anteriores estoy muy agradecido de haber podido tener permiso en el trabajo para poder acudir, que es uno de los problemas que han tenido otros peregrinos que querrían acudir y no han tenido esa posibilidad. Desde el punto de vista humano y espiritual es un regalo y una Gracia del Señor increíble.

Desde la primera vez que acudí a Chartres intuyo que aquí se está marcando una época en la Iglesia. Mucha gente puede ver la confusión actual con pesimismo, cómo países enteros han perdido la Fe, cómo incluso desde la misma Iglesia no sólo los seglares sino también sacerdotes, religiosos, obispos, etc. defienden todo tipo de errores, de ideas que han sido condenadas en el pasado, herejías, algunas antiquísimas… Y sin embargo a la vez está produciéndose un resurgir en muchos lugares de grupos, realidades, movimientos, fraternidades, etc. que están volviendo a las verdades fundamentales del catolicismo sin ambigüedades y con un empuje impresionante. Esta peregrinación es una de esas realidades que está llamada a ser un fuerte revulsivo en la Fe de muchos.

Y además lo ha hecho en compañía de su hija y de gente joven. ¿Cómo ha sido el ambiente?

El ambiente fue increíble, al igual que en ocasiones anteriores. La mayoría de los peregrinos de mi capítulo eran distintos a los de otras ediciones, y sin embargo cuando uno hablaba con cada uno de ellos daba la impresión de que nos conocíamos de toda la vida. Vivimos una Fe muy similar a pesar de que cada uno procedía de lugares muy dispares: Sevilla, Burgos, Mallorca, Toledo, Barcelona, etc. Era una alegría hablar y compartir conversaciones con muchos peregrinos sobre la importancia de la Misa y la liturgia en nuestra vida, el deseo de una Fe sin aguar, una mayor claridad doctrinal, tratar de poner a Cristo en el centro de nuestra vida y también en el centro del mundo, un mismo espíritu penitencial y de sacrificio que tanto nos hace falta en nuestra vida, etc.

Y este año ha sido muy especial por haber podido caminar junto a mi hija y ver su alegría y su fuerza durante el camino, a pesar de sus 14 años. Me llena de esperanza y de agradecimiento al Señor. Como padres nuestra primera meta siempre ha sido transmitir la Fe a nuestros hijos y vivirla como familia. Con nuestras dificultades e imperfecciones vemos como, a pesar de todo, el Señor va entrando en sus vidas. Esa es la mayor herencia que podemos darles y gracias a Dios, y a pesar de nuestras limitaciones, el Señor nos regala poder ver cómo cada uno de nuestros hijos va poco a poco creciendo en amistad y trato con Cristo.

A nivel físico usted lo ha pasado mal este año. ¿Cómo le ha servido para ofrecer el sacrificio?

El primer año que acudí me costó bastante asumir que las fuerzas ya no me acompañaban como años atrás. Sin embargo, este año me alegraba ver que la mayoría de los peregrinos estaban mejor que yo. Ver que otros, en esta ocasión miles de peregrinos jóvenes tienen más fuerza y empuje que uno, es ley de vida, y ver que hay un relevo a mi generación con tanta alegría, fuerza, empuje y convicción le llena a uno de esperanza. Lo duro desde el punto de vista humano sería ver que no hay quien tome el testigo. A esta peregrinación han acudido 18.000 peregrinos y tal vez haya pocos cientos de mi edad o mayores. El año pasado leí que la media de edad en la peregrinación era de 20 años y medio. Hay un futuro impresionante que se palpa mire uno a donde mire.

En cuanto a ofrecer las dificultades y dolores que se van acumulando, siempre hace que uno saque fuerzas cuando parece que éstas ya le han abandonado. Volver a ofrecer este año, de nuevo, todo lo que uno vive durante esos 3 días para que la gente que queremos conozca al Señor hace que uno no abandone cuando la cabeza no para de repetir que no tiene sentido racional seguir un metro más.

En muchos momentos que tenía una de las piernas llena de calambres cerraba los ojos un momento, pensaba en mi familia y tan solo me repetía “Señor, te ofrezco todo por ellos” y así una y otra vez. También es una ayuda enorme que se reza 3 veces el Rosario cada día, y la Virgen, como buena madre, siempre tiene esa ternura y esa delicadeza para tocar el corazón cuando uno más lo necesita.

¿Cómo valora que este año haya habido un nuevo récord de participación?

Ya lo he comentado otros años y vuelvo a repetir, que se oye mucho hablar de discernimiento, de escuchar la voz del Señor, de estar atento al Espíritu Santo, etc. Hay una corriente dentro de la Iglesia a la que desgraciadamente no les tiembla el pulso a la hora de arrancar muchos brotes de Fe que están surgiendo en tantos lugares, y sin ningún tipo de escucha o misericordia en multitud de ocasiones. Ayer mismo leía que sería un suicidio para la Iglesia seguir atacando una de las ramas de la Iglesia que lleva ya unos cuantos años produciendo una renovación, innumerables frutos de conversión, un aumento de la Fe, de las vocaciones… y que no tiene el más mínimo sentido aumentar la distancia entre Roma y esta parte de la Iglesia.

Esta peregrinación y sus hermanas más pequeñas de Argentina y España atraen cada vez a más peregrinos, y en general estos apostolados se han duplicado e incluso triplicado en apenas 4 años, en muchas ocasiones con gente que estaba alejada de la Iglesia o que no eran católicos directamente. Creo que ha llegado el momento de dejar de mirar este movimiento, corriente o como se quiera llamar con las gafas de hace décadas y tratar de discernir qué quiere decir el Señor a la Iglesia de hoy en día, cuando está llamando cada vez a más gente a descubrir una manera de vivir el catolicismo que está muy viva y está siendo tremendamente fecunda.

¿Cómo ha visto el ambiente en cuanto al fervor y hambre de Dios?

En muchas conversaciones durante el camino he descubierto esa sed en tantos peregrinos de vivir su Fe con radicalidad, pero en el sentido de querer vivir la primacía de Cristo en la vida personal, familiar y también en todas las realidades que nos toca vivir cada día. Frente a una Fe que tantas veces se olvida al salir el domingo por la puerta de la iglesia, se podía palpar el deseo de todos de vivir una vida impregnada siempre por Cristo, a pesar de mis miserias e infidelidades a Él, que tanto me ha dado en todos estos años.

Esa hambre de Dios se nota en todo momento, el deseo de agradarle ofreciendo nuestra vida, y el fervor no se pierde en ningún momento, incluso en los de mayor dificultad, con fuerzas no sólo para rezar gran parte del camino sino también para entonar cantos a Cristo y a la Virgen en muchas ocasiones.

¿Le ha impactado algún testimonio especialmente?

Por una parte, el testimonio de algunos de los peregrinos del grupo me ha ayudado enormemente. Empezando por José María, nuestro jefe de capítulo y nuestro capellán, el padre José Manuel, que eran incombustibles y han tirado del capítulo como si el cansancio no les hiciese mella, pero también del resto de peregrinos cuando algunos de ellos tenían problemas en sus piernas, rodillas, etc. y a pesar de todo dieron una lección de fuerza y entereza realizando el camino totalmente.

Pero también tengo que destacar que este año venían varios niños y peregrinos muy jóvenes, además de mi hija, y han realizado el camino de adultos completo.

No puedo dejar de dar gracias al Señor por el regalo de que me haya acompañado una de mis hijas, y junto con el resto de los peregrinos más jóvenes, han sido un ejemplo de alegría y fuerza que me llevo grabado en el corazón.

¿Cuál ha sido el momento más emotivo?

Como en otras ocasiones, a lo largo de estos 3 días uno vive momentos de todo tipo, unos mejores y otros no tanto. Soy testigo de que siempre ganan las alegrías y los consuelos del Señor. De los momentos más emotivos y que se me quedará grabado para siempre es el de mi hija caminando en muchos momentos delante de mí, con la fuerza y la alegría de su juventud, cantando y contagiando esa alegría y animando a otros. Esa misma emoción sentí también hace 2 años al llegar a Covadonga en la peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad de España, y por el mismo motivo.

En el caso de la llegada a Covadonga pude peregrinar con mis 4 hijos mayores, que también caminaban delante de mí en el momento de llegar a ver a la Santina. Para mí es un regalo del Señor ver que ellos también caminan con nosotros, que también quieren seguir al Señor y a la Virgen, y que llega un momento en el que ellos ya caminan por delante de sus padres. Como padres damos gracias a Dios porque a pesar de nuestras limitaciones hemos podido trasmitir a nuestros hijos el amor a Cristo, a la Virgen, a la Iglesia y a los que nos rodean.

¿Por qué animaría a peregrinar al año que viene al que no ha ido todavía?

Aquellos que me conocen pueden dar fe de lo insistente que soy en acudir a esta peregrinación París-Chartres o a su hermana española de Oviedo a Covadonga. Creo que en muchas ocasiones al no conocerlo bien puede dar un poco de miedo pensar en todo el aspecto logístico: avión, maletas, contratiempos en el camino, dormir en el suelo y toda clase de dificultades cuando uno está lejos de casa. Sin embargo, todo suele resultar más fácil de lo que puede parecer a priori y al final todos los miedos o supuestas dificultades quedan en un segundo plano.

Yo animaría a acudir todas las veces que se pueda a cualquiera de estas peregrinaciones por los momentos tan bonitos de encuentro con el Señor y por el entusiasmo con el que uno vuelve después de ver la vida y la fecundidad que brota de esta parte más tradicional de la Iglesia. Esta realidad que está creciendo en torno a la Tradición no debe verse como algo aparte, sino aquello a lo que cualquier católico puede estar llamado a vivir, independientemente de su procedencia o pertenencia (o no) a cualquier realidad de la Iglesia.

Todos estamos llamados a poner a Cristo y a la Virgen en el centro de la vida personal, familiar y social. Estamos llamados a amar y vivir con radicalidad nuestra Fe, la vida de sacramentos y buscar la santidad. Estamos llamados a profundizar y cuidar la liturgia como culto a Dios que debe ser el rey de nuestras vidas y a vivir también con más espíritu de penitencia y sacrificio para redención y conversión del mundo.

También a no dejarnos llevar por el mundo, el demonio y la carne. Tantas cosas que por desgracia antes eran de lo más normal y lo básico de cualquier católico y que hoy por desgracia o no se predica o se predica en muchos casos edulcorado o incluso se llega a negar. Todo esto se encuentra en estos apostolados vinculados a la Misa Tradicional y ojalá más gente lo conociese en profundidad y no se quedase solo en los aspectos externos.

Ojalá mucha gente se anime a realizar este verano la peregrinación de Oviedo a Covadonga del 27 al 29 de julio o ésta de París a Chartres, que el año que viene será del 7 al 9 de junio, y vuelva a haber récord de participación.

¡Viva la Virgen de Covadonga y viva Cristo Rey!

AcaPrensa / Javier Navascués / InfoCatólica

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