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«EL CRISTIANO, SOBRE TODO HOY, TIENE QUE ESTAR EN EL MUNDO SIN SER DEL MUNDO»

Santiago Cantera, prior del Valle de los Caídos ha relatado algunos aspectos de la vida monástica en una entrevista con La Antorcha, la revista gratuita de la ACdP y que ha publicado El Debate.

Preguntado por las similitudes entre la vida en un monasterio y la vida laical, el religioso benedictino apunta como nexo a que «es una vida en sociedad». Cantera explica que «los monjes nos unimos en torno a una regla –que viene a ser la plasmación del Evangelio– y a un abad, que es el padre de la comunidad y hace las veces de Cristo. Esto, de algún modo, también puede vivirse en una familia».

El prior del Valle de los Caídos reconoce que como en cualquier familia, «nos acabamos conociendo todos y a veces saltan chispas. Roces, tensiones… Diversas formas de egoísmo que hemos de ir trabajando, encauzando».

Reflexionando sobre caridad y perdón, Santiago Cantera señala que «cuando eres muy consciente de que estás en el monasterio siguiendo a Cristo, que Él está en medio y que el Espíritu Santo actúa, ese brote de caridad surge y nos vemos invitados a ejercer efectivamente el perdón y la paciencia, a sobrellevar los defectos del otro».

Santiago Cantera pone como ejemplo a los apóstoles que Jesús eligió a los que define como «hombres rudos, brutos». Por ello, apunta que «si no hubiera estado Cristo en medio de ellos, se habrían rajado a navajazos».

Sobre las principales dificultades de la vida monástica reconoce que se corre el riesgo de «pensar que el tiempo de oración y ofrecimientos es tiempo perdido, porque no vemos sus frutos». «Otra dificultad es la renuncia al yo; no a la propia personalidad, pero sí al ego, a los egoísmos y caprichos», agrega el prior del Valle de los Caídos.

En ese sentido, el monje benedictino también señala que deben luchar por «tratar de no contaminarse con la basura y porquería de la mundanidad, que siempre ha existido, pero hoy es mucho más maloliente, aunque parezca atractiva». Es por ello que hace una invitación a los cristianos de hoy a «estar en el mundo sin ser del mundo» por lo que se requiere huir «del engaño de las seducciones del mundo, las ambiciones y los pecados capitales».

En cuanto a lo mejor de la vida monástica, Santiago Cantera lo tiene claro: «Que Dios da al ser humano lo que nada ni nadie es capaz de dar: todo. Se nos da Él mismo. Y uno descubre ese «ciento por uno y además la vida eterna» del que habla el Señor».

AcaPrensa / InfoVaticana

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