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EL ARZOBISPO DE PRETORIA AFIRMA QUE EL PAPA Y EL SÍNODO BUSCAN CREAR UNA IGLESIA DIFERENTE

Mons. Dabula Mpako, arzobispo de Pretoria (Sudáfrica), ha asegurado que el Papa Francisco quiere «redescubrir» la naturaleza de la Iglesia para el tercer milenio, promoviendo una comunidad de iguales donde todos, laicos y clérigos, compartan la misma dignidad y responsabilidad. Mpako ha constatado que el modelo sinodal cambia la estructura de la Iglesia, invirtiendo la tradicional jerarquía para situar a los laicos en el centro. Es decir, se está pervirtiendo la naturaleza de la Iglesia, a la que el Concilio Vaticano II dedicó una constitución dogmática.

El Sínodo sobre la Sinodalidad es un llamado a pasar de un modelo de la Iglesia a otro, según ha asegurado el arzobispo Dabula, quien participó en la primera sesión del sínodo en curso.

Hablando con periodistas católicos en un seminario web la semana pasada, el prelado compartió que ha está reflexionado y comprometiéndose con «el proceso sinodal» desde la sesión del 4 al 29 de octubre del año pasado en Roma.

Mons. Mpako dijo que, a través del proceso sinodal, el papa Francisco ha puesto a toda la Iglesia Católica en el camino de redescubrir la naturaleza de la Iglesia que Dios espera en el tercer milenio.

«Lo que está en juego fundamentalmente en este proceso no es tanto discutir esto o aquello, introducir este o aquel nuevo método, o implementar esta o aquella estrategia», dijo el Arzobispo sudafricano en el seminario web. El mismo está organizado por los miembros del Encuentro Interregional de los Obispos de África Meridional (IMBISA) en colaboración con la Conferencia de Obispos Católicos de África Meridional (SACBC).

«Al reflexionar sobre este llamado claro del Santo Padre, me he dado cuenta de que lo que se pide es un cambio radical que implica fundamentalmente pasar de un modelo de iglesia a otro», dijo.

Enfatizó que el llamado del Santo Padre implica un cambio «del modelo de Iglesia que se hizo dominante en el segundo milenio a uno en el tercer milenio centrado en la sinodalidad».

El arzobispo Mpako explicó que, en el segundo milenio, la Iglesia se entendía como una institución jerárquica y clerical, con una división entre la ‘Iglesia docente’ compuesta por el clero y la ‘Iglesia discente’ compuesta por los laicos.

Consideró desafortunado que muchos católicos, incluidos el clero, los religiosos y los laicos, crecieran en la Iglesia del segundo milenio que tenía una jerarquía de tipo descendente con el clero en el centro.

«Estamos llamados a un nuevo modelo de iglesia… que se entiende en primer lugar como el pueblo de Dios que, por un bautismo común, se convierte en miembro de la iglesia con igual dignidad, y que comparte igualmente la responsabilidad central de la vida y misión de la iglesia», dijo.

El Arzobispo Mpako dijo que la sinodalidad, al igual que el Vaticano II, aboga por una Iglesia que es «de abajo hacia arriba». Dijo que la sinodalidad «invierte la pirámide y pone a los laicos en la cima y luego coloca la jerarquía en el centro de eso».

Manipula la enseñanza del Concilio Vaticano II

Lo cierto es que el arzobispo falta radicalmente a la verdad. El Concilio Vaticano II tiene toda una constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium, cuyo capítulo III se titula expresamente «Constitución jerárquica de la Iglesia y particularmente del episcopado», que empieza con el siguiente párrafo:

«Para apacentar el Pueblo de Dios y acrecentarlo siempre, Cristo Señor instituyó en su Iglesia diversos ministerios, ordenados al bien de todo el Cuerpo. Pues los ministros que poseen la sacra potestad están al servicio de sus hermanos, a fin de que todos cuantos pertenecen al Pueblo de Dios y gozan, por tanto, de la verdadera dignidad cristiana, tendiendo libre y ordenadamente a un mismo fin, alcancen la salvación».

Y: «Esta divina misión confiada por Cristo a los Apóstoles ha de durar hasta el fin del mundo (cf. Mt 28,20), puesto que el Evangelio que ellos deben propagar es en todo tiempo el principio de toda la vida para la Iglesia. Por esto los Apóstoles cuidaron de establecer sucesores en esta sociedad jerárquicamente organizada».

El Arzobispo dijo que la sinodalidad está abogando por un modelo teológico de jerarquía que es «inductivo» y que implica «caminar juntos hacia la plenitud del reino y discernir los signos de los tiempos preguntándonos qué nos dice el espíritu a medida que avanzamos».

«Es un método inductivo que está abierto al cambio, al crecimiento, y me parece que ese es el significado más fundamental de este proceso del sínodo sobre la sinodalidad. Se nos pide migrar, pasar de ese antiguo modelo de iglesia a un nuevo modelo de iglesia», dijo.

Es mentira que el modelo eclesial actual sea solo el del segundo milenio

En definitiva, se pretende que la Iglesia deje de ser lo que ha sido siempre y pase a ser otra cosa. En ese sentido, cabe decir que es mentira que el modelo eclesial actual sea el del segundo milenio. San Ignacio de Antioquía, que fue discípulo directo de los apóstoles, escribió cartas a varias iglesias cristianas cuando iba camino del martirio. En dichas epístolas definió claramente la estructura jerárquica de la Iglesia, llegando a decir:

«De la misma manera, que todos respeten a los diáconos como a Jesucristo, tal como deben respetar al obispo como tipo que es del Padre y a los presbíteros como concilio de Dios y como colegio de los apóstoles. Aparte de ellos no hay ni aun el nombre de iglesia». (Ep a los Trallanos)

El Arzobispo Mpako dijo que no solo puede apreciar sino que también entiende la fuente de resistencia de «ciertos círculos dentro de la iglesia». Dijo:

«Esto no es más que un cambio de paradigma de una cosmovisión a una cosmovisión diferente, en lo que respecta a la iglesia».

Lo cierto es que esos círculos merecen el nombre de católicos porque son fieles a lo que la Iglesia he enseñado siempre sobre sí misma. Algo que se pretende cambiar.

Sinodalidad por doquier

Mientras tanto, el Arzobispo Mpako ha propuesto la aplicación de la sinodalidad para abordar los desafíos sociales fuera de la Iglesia.

Dice que, aunque históricamente la sinodalidad ha estado asociada con la iglesia, el concepto tiene implicaciones y aplicaciones que van más allá de la vida eclesial.

«La sinodalidad, como saben, es un concepto históricamente encontrado y utilizado en la terminología de la iglesia. Un concepto que ha ganado importancia en la Iglesia Católica en el contexto del actual sínodo sobre sinodalidad. Pero aunque históricamente ha estado asociado con la iglesia, he concluido que presenta una visión que tiene implicaciones y aplicaciones que van mucho más allá de los confines de la vida eclesial», dijo.

El prelado, que comenzó su ministerio episcopal en agosto de 2011 en la Diócesis de Queenstown, Sudáfrica, dijo que la sinodalidad puede impactar positivamente a la iglesia fomentando la paz y la unidad en todo el mundo.

«Cuando se entiende correctamente y se apropia conscientemente, la sinodalidad tiene el potencial de promover y fomentar las relaciones interpersonales correctas entre varios grupos e internacionalmente contribuir a una cultura global de coexistencia pacífica, basada en el mantenimiento del bien común de todos», dijo.

Falso ecumenismo

Añadió que la sinodalidad tiene amplias implicaciones ecuménicas, ya que es «un desafío común que concierne a todos los creyentes en Cristo». La realidad es que el concepto de las iglesias ortodoxas sobre la sinodalidad no tiene nada que ver con lo que está ocurriendo en la Iglesia Católica bajo este pontificado.

Buenismo

El arzobispo Mpako dijo que la sinodalidad también tiene implicaciones en la promoción del bien común de todos, ya que tiene implicaciones tanto para la vida socio-política como económica.

«Como un llamado al servicio, las iglesias no están acabadas, la vida se presenta como servicio en la promoción de la vida social, económica y política de todos los pueblos bajo la bandera de la justicia, la solidaridad y la paz», dijo.

AcaPrensa / ACI Africa / InfoCatólica

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