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DE TENIENTE CORONEL DE LA INFANTERÍA MARINA A SACERDOTE DEL OPUS DEI

José de la Pisa fue uno de los 29 nuevos sacerdotes del Opus Dei que fueron ordenados el pasado 25 de mayo en Roma.

Como es habitual en las ordenaciones de los miembros de la prelatura, la inmensa mayoría de los candidatos antes de ordenarse viven como laicos volcados en su trabajo profesional ya sea como numerarios o agregados.

Es el caso del vallisoletano José de la Pisa quien en declaraciones al Norte de Castilla narra como decidió abandonar el ejército para dedicarse por entero a Dios como sacerdote.

Durante 25 años, ha viajado por todo el mundo con la Infantería marina española en diversas misiones de paz. Este nuevo sacerdote del Opus Dei cuenta que “la vida militar me ha permitido estar en contacto con mucha gente que sufre, con personas completamente desarraigadas. Con personas que lo han perdido todo o que viven inmersos en el odio”.

“Conocer de primera mano esas realidades te permite ver a las personas que hay detrás, darte cuenta de que todos, al final, querernos lo mismo, y de que el sufrimiento es igual en todas las personas”, declara al citado medio.

José de la Pisa cuenta que con 18 años tomó su primea decisión vocacional al ingresar en el Opus Dei: “Yo ya había decidido preparar los exámenes para entrar en la Academia Militar y sentí la llamada de Dios para entregarme a Él totalmente en el Opus Dei”.

No obstante, este sacerdote asegura que su gran vocación de pequeño era el ejército. Una vocación militar que le fue inculcada en gran medida por su padre, también militar. De la Pisa asegura que de pequeño soñaba con “estar allí donde España me necesitase”.

“Encontré un mundo de milicia, que te prepara para defender a los demás, y que se inspira en los más grandes ideales”. “Siempre me atrajo el estar allí donde la situación fuera más difícil, donde pudiera ayudar más y me supusiera un reto”, agrega el nuevo sacerdote.

Por último, José de la Pisa señala que “en las dificultades y penurias de la vida, abordo o en la tierra, en condiciones logísticas mínimas, aprendes a darte a los demás sin reservas, a compartir y no necesitar más que de los demás”.

AcaPrensa / InfoVaticana

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