40 DÍAS POR LA VIDA: «EL NÚMERO DE RESCATES ESTA CAMPAÑA HA SIDO UNA LOCURA»

0
67fa9a1cb45ab (1)

Con 17 años, Valerie García vivía la cúspide de su carrera musical como violinista de una prestigiosa orquesta en Rotterdam. Entonces la joven, hasta no hacía mucho tiempo atea, no imaginaba que terminaría liderando desde 2024 la campaña de oración y ayuno de 40 Días por la Vida en Tarragona, uno de los más de 30 lugares con que España contribuye a la campaña mundial de Cuaresma de la organización provida.

 

Entrevistada por el canal El rosario de las 11, la joven capitana de campaña cuenta que, aunque fue bautizada, desde muy temprano abandonó, junto a su familia la práctica religiosa. Nacida en España, desde pronto alternó largas estancias entre Tarragona y Colombia, donde tenía familia.

 

Su mismo nacimiento tras el “embarazo inesperado” de su madre con 22 años fue para Valerie una primera enseñanza y testimonio provida.

 

En plena adolescencia y tras sus primeros contactos con las doctrinas feministas, Valerie no dudó en declarase atea, renegando de una fe que hacía mucho tiempo que no significaba nada para ella.

 

Sin embargo, su rechazo a la fe no pudo competir con su espíritu social cuando la invitaron a una reunión de jóvenes en una Iglesia.

 

“Ni siquiera sabía que era una Iglesia. Fui porque quería hacer amigos y conocer más gente. Había como algo en el ambiente. Me impactaron sus obras de misericordia y como hablaban de perdonar al prójimo y amar. Creía que tenían que pensar más en sí mismos y ser más egoístas. Aquí tenía que haber una fuerza mayor, porque no era normal que una persona amase tan desbordadamente”, relata.

 

“Cerrar los ojos y rezar como si creyese”

 

En uno de aquellos encuentros, Valerie decidió “cerrar los ojos y rezar como si creyera en Dios”. “Y efectivamente se me manifestó”, relata ella al introducir lo que recuerda como una “experiencia sobrenatural”.

 

“Fue muy bonito”, recuerda, “sentí como si un rayo de luz penetrase en mi corazón como un derroche directo de amor. Empecé a llorar y en ese momento sentí que había alguien que me amaba más que mis padres”.

 

Concluido el encuentro, la joven ignoró lo sucedido y continuó “viviendo la vida como si no hubiera pasado nada”, sin ir a misa, pero sorprendiéndose rezando en alguna ocasión o noche puntual.

 

De nuevo en España y matriculada en un colegio del Opus Dei, recuerda “no tener ni idea de que era católico, qué era un oratorio o una capilla, no sabía nada”.

 

“Cuando [mi profesora] me explicó lo que era la Eucaristía o que el pan y el vino se convertían en su cuerpo y sangre pregunté: ¿Qué tengo que hacer para recibirlo yo?”, preguntó.

 

Medjugorje, un antes y un después

 

Valerie empezó a frecuentar la misa cada semana, aunque sin entenderla ni saber qué contestar. Fue prácticamente al mismo tiempo cuando la Virgen María apareció en escena. Concretamente, en su visita a la aldea llamada “de las apariciones” en Medjugorje. Si Valerie no comprendía aún la misa, mucho menos entendía la veneración a la Virgen María.

 

“Una vez llegué a Medjugorje, no paraba de sentir que la Virgen estaba delante de mí que todo el rato me estaba mirando. Fue un antes y un después en mi vida espiritual”.

 

Cumpliendo su sueño y preservando la fe

 

Concluida su etapa escolar, la joven, violinista desde la infancia y estudiante de conservatorio, fue seleccionada para formar parte de una joven orquesta en Rotterdam (Holanda). Aunque ese siempre habría sido su sueño, perder la fe era también su mayor miedo y la conversa no sabía cómo mantener la práctica religiosa en un país con poco más del 11% de católicos y con una práctica religiosa en buena parte mermada.

 

Por eso se sorprendió de que su residencia encontrada por sorpresa estuviese a pocos metros de la única parroquia con misa diaria.

 

Fue conforme avanzaba su estancia cuando comenzó a interesarse por la cuestión provida. Cuenta que hasta ese momento “no era consciente” de la realidad del aborto, hasta que una amiga de la parroquia holandesa la invitó a unos ejercicios espirituales. Recuerda especialmente el tercer día, rezando en la capilla.

 

“Estaba sola, arrodillada, miré al sagrario y pregunté: `¿Qué quieres que haga?´”, a lo que siguió un pensamiento de un edificio grande y gris, apagado, al que entraban mujeres embarazadas y sus bebés eran asesinados. Fuera estaba yo, sola, delante del edificio con un rosario en la mano”, recuerda.

 

Comprendiendo la realidad del aborto

 

Valerie lo tomó como una respuesta y concluidos los ejercicios, no dudó en comenzar de inmediato su nueva resolución, convencida de estar librando una “batalla espiritual”. Identificó el abortorio más cercano, sacó su rosario y empezó a rezar dos veces por semana.

 

Sin embargo, una lesión muscular obligaría a la joven a poner fin a su carrera musical y volver a España. Lo percibió como “una bomba emocional, estaba en mi cúspide cumpliendo mi sueño, pero gracias a Dios tenía un plan b”.

 

Valerie se matriculó en Marketing en la Abat Oliba de Barcelona, mientras reflexionaba en cómo volver a emprender la misión que le había sido encomendada.

 

Pasaron pocos días cuando, en una misa de la universidad, supo del inminente comienzo de la campaña de 40 Días por la Vida en España. Valerie se inscribió en una de las campañas, muy cercana a su facultad, a la que iba siempre que podía después de clase. No pasaron muchos días hasta que pensó en llevar la iniciativa a Tarragona, su ciudad natal.

 

La campaña de Tarragona, “una locura”… hasta que empezó

 

En el mismo portal de 40 Días por la Vida cuenta que al principio le pareció “una locura” por la responsabilidad que suponía, pero finalmente se decidió a inscribir la campaña de 40 Días por la Vida. Por primera vez en Tarragona, cientos de fieles dedicarían 40 días consecutivos de oración y ayuno delante del abortorio, durante 12 horas diarias, desde las 9 de la mañana a las 9 de la noche.

 

Comenzada la campaña se despejaron todos sus miedos, especialmente los que le decían que “los números no daban”. La oración, la perseverancia y los “orantes” hicieron el resto, cubriendo los turnos de oración previstos.

 

Valerie contó a Religión en Libertad cómo afrontó sus primeras campañas:

 

“Tenemos fe y confiamos en el poder del Señor, no en el nuestro, por eso rezamos. Si es voluntad de Dios, muy pronto el centro abortivo de Tarragona cerrará sus puertas”, se afirma desde la coordinación de la nueva campaña de Tarragona (España).

 

Hoy, son muchas las historias que han llevado a la joven a convencerse de que “una hora de nuestra vida puede salvar una vida entera”.

 

“Lo que el Señor nos pide es que nos unamos, que recemos, que ayunemos y seamos perseverantes y fieles, aunque estés solo en tu turno, lleves años rezando y veas que `no pasa nada´. No sabes quién puede pasar por la calle delante de ti, el padre, la pareja o la amiga de una chica que piensa en abortar. No hay tiempo que perder. El Señor nos llama a todos, nos pide poco. Nuestros hermanos nos necesitan”, explica.

 

El poder de la misa y la oración

 

Hablando de la campaña que concluye esta semana, la joven se muestra prudente a la hora de ofrecer datos y conclusiones, pero avanza a Religión en Libertad que la presente campaña tenido a nivel mundial una cifra de vidas elevada. “Ha sido una locura, un bombazo. Y creo que el motivo es que es la primera vez que hacemos 40 misas para los 40 días y se ha visto reflejado en muchos frutos”.

 

Aunque por el momento no puede dar más detalles, la joven celebra que, aunque su carrera profesional pueda haberse pausado debido a la lesión, actualmente se encuentra preparando un proyecto que combinará música, defensa de la vida y evangelización y que será anunciado próximamente.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *