Terminamos con el llamamiento que nuestra Benedetta De Vito a los párrocos de Roma, y que extendemos a los demás. «Incluso en Roma las campanas de las iglesias callan, así me parece a mí y dime si me equivoco; y me pregunto por qué, si suenan son campanas falsas, en el mundo material donde reina el mal. Las campanas festivas que, con su repique, eran el ritmo del corazón del mundo, agarraban el corazón de cada hombre, elevándolo al cielo, allá arriba, volando con el Espíritu Santo». ¿Por qué, por qué hace años que no oigo el repique de campanas? Las campanas son la paz en el mundo que mira al Todopoderoso. «Queridos párrocos, hombres de Dios, haced repicar vuestras campanas. Que resuenen en las ciudades, en las montañas y en los valles, anunciando la paz».
AcaPrensa / SPECOLA extracto