Otra noticia relevante es el nombramiento de McElroy para Washington, una diócesis importante por ser la capital del ‘imperio’. Poco más de tres millones de habitantes de los que el 22% es católico, 680.000. Cuanta con 139 parroquias y novecientos sacerdotes, mitad diocesanos y mitad religiosos y 400 religiosas. En estos momentos tiene ya dos eméritos, Wuerl con 84 años y Gregory con 77, que deja sin llegar a los 80 como es habitual en muchos cardenales; llega el cardenal Robert W. McElroy desde San Diego con casi 70 años. McCarrick con sus casi 95 años, ha desaparecido de los eméritos al ser ‘laicizado’ en 2019, pero su sombra es alargada y sigue pesando.
El Vaticano anunció la noticia del retiro del cardenal Gregory y el nombramiento del cardenal McElroy dos semanas antes de la segunda toma de posesión del presidente Trump. Durante su estancia en San Diego, el cardenal convocó tres sínodos; el más reciente inició un proceso para implementar la toma de decisiones sinodal en la iglesia local y también participó en el Sínodo sobre la sinodalidad: “Una cultura de sinodalidad es el camino más prometedor que existe hoy para sacarnos de esta polarización en nuestra iglesia”. “Una cultura así puede ayudar a relativizar estas divisiones y prismas ideológicos al enfatizar el llamado de Dios a buscar, en primer lugar, el camino al que estamos llamados en la unidad y la gracia”. Durante la última reunión anual de otoño de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, celebrada en noviembre, el cardenal McElroy propuso la creación de un grupo de trabajo para ayudar a implementar la sinodalidad en la conferencia.
McElroy ha hecho llamamientos para que se admita a los divorciados y “vueltos a casar”, y a las personas que participan activamente en estilos de vida homosexual, para recibir la Sagrada Comunión. De hecho, McElroy se ha opuesto firmemente a la enseñanza de la Iglesia sobre la naturaleza “intrínsecamente desordenada” de la actividad homosexual, denunciando el Catecismo de la Iglesia Católica por emplear un “lenguaje muy destructivo” sobre el tema. El cardenal ha respaldado la labor del notorio defensor de los derechos LGBT, el padre James Martin, SJ, y ha sugerido que los “matrimonios” entre personas del mismo sexo pueden “enriquecer las vidas” de los participantes. En 2021, como obispo, McElroy defendió la admisión a la Sagrada Comunión de políticos católicos que apoyan abiertamente el aborto, contrastando con la prohibición estipulada en el canon 915 del Código de Derecho Canónico, y calificando cualquier negación de ese tipo de “arma política”. El cardenal también ha sido un abierto partidario de modificar la enseñanza de la Iglesia sobre la ordenación sacramental de mujeres al diaconado, utilizando el Sínodo sobre la Sinodalidad como plataforma para pedir un “cambio de paradigma” sobre la “inclusión de las mujeres en la Iglesia”.
El nombramiento de McElroy en Washington se produce en medio de lo que, según se informa, ha sido una búsqueda complicada para encontrar el sustituto de Gregory. Su nombre se ha mencionado a menudo en los últimos meses en relación con las vacantes en las sedes más importantes de Estados Unidos, pero hasta hace poco parecía que podría ser ignorado en lo que respecta al puesto en Washington. McElroy, lucía visiblemente envejecido durante la sesión del Sínodo sobre la Sinodalidad de octubre, fue descartado por el Papa Francisco como una posible opción para dirigir la archidiócesis, según un informe. La campaña para que lo nombren arzobispo de Washington tiene una larga historia, y el cardenal de Washington caído en desgracia, Donald Wuerl, viajó a Roma en 2023 para presionar a Francisco a favor de la causa de McElroy lo que parece que peso en el Papa Francisco para descartar de entrada su nombramiento. McElroy volvió a sonar cuando Francisco recibió a tres cardenales de EEUU en audiencia privada, el 10 de octubre, los cardenales Joseph Tobin, Blase Cupich y McElroy se reunieron con Francisco, durante la cual Tobin expuso argumentos a favor de que McElroy asumiera la sede de Washington. El entonces titular Gregory no fue invitado a la reunión y dijo a los medios que no sólo no fue invitado, sino que no sabía nada, Gregory no era tan partidario de McElroy como Tobin.
A Rorate Caeli no le gusta nada: «Los católicos de DC merecen algo mejor, después de tantos obispos pésimos, pero el lugar es una guarida de corrupción y libertinaje tal que McElroy es el candidato perfecto”. “Es sorprendente que McElroy nunca haya sido objeto de una investigación de Vos estis por su mal manejo de la información que tenía relacionada con McCarrick, un mal manejo que él ha reconocido públicamente”. A Martin SJ le enloquece: “Al nombrar al cardenal Robert McElroy como nuevo arzobispo de Washington, el Santo Padre acaba de elegir a uno de los clérigos más brillantes y capaces de toda la Iglesia de Estados Unidos”. “Con doctorados en teología y ciencias políticas y experiencia como obispo de San Diego, el cardenal McElroy es inteligente y pastoral. Es un regalo tanto para Washington como para la nación y un digno sucesor del cardenal Gregory”. McElroy es conocido entre los católicos de EEUU por su inacción ante las presuntas depredaciones en serie de Theodore McCarrick. En su impactante testimonio de 2018 sobre McCarrick, el ex nuncio estadounidense, el arzobispo Carlo Maria Viganò, atestiguó que McElroy estaba al tanto de los abusos de McCarrick y que Viganò recibió instrucciones del cardenal secretario de estado Pietro Parolin de mantener abierto el episcopado de San Diego para McElroy. McElroy se enteró de McCarrick al menos en 2016, cuando el Dr. AW Richard Sipe, uno de los principales expertos en abusos sexuales por parte del clero y la prevalencia de clérigos sexualmente activos, envió una carta de 16 páginas a McElroy en la que detallaba los supuestos abusos de McCarrick. Sipe publicó la carta en su sitio web en 2018. Eric Sammons, en una publicación en las redes sociales de 2022: “Que McElroy fuera nombrado cardenal fue como devolverle a McCarrick su sombrero rojo”.