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La diócesis católica de Hong Kong colabora con el Partido Comunista Chino en su plan de «sinización»

Un informe de la Fundación del Comité por la Libertad en Hong Kong describe la creciente influencia de los comunistas chinos en Hong Kong y acusa a la diócesis hongkonesa de colaborar con Pekín para ejercer «un control comunista sobre ciertos elementos de la Iglesia». Publicado el 30 de enero, el informe de casi 60 páginas ofrece detalles sobre «el colapso de la libertad religiosa en Hong Kong».

Según un resumen del informe, la diócesis de Hong Kong -dirigida por el nuevo cardenal Stephen Chow, S.J.- «está colaborando con el PCCh para ejercer control sobre ciertos elementos de la Iglesia, como parte de un proceso conocido como «sinización»».

Escrito por Frances Hui, de la Fundación del Comité por la Libertad en Hong Kong, una activista hongkonesa que fue la primera en obtener asilo en Estados Unidos, el informe se titula «Hostile Takeover: The CCP and Hong Kong’s Religious Communities» (Toma de poder hostil: el PCCh y las comunidades religiosas de Hong Kong) y pone de relieve la creciente influencia del Partido Comunista Chino (PCCh) en Hong Kong.

Según el informe, esta influencia se ha visto favorecida por la ayuda directa de la diócesis católica de Hong Kong. El informe añade que «los viajes a Pekín pasan por alto cualquier referencia a la situación de la Iglesia «clandestina» y los fieles perseguidos en la China continental».

Hong Kong quedó bajo las draconianas disposiciones de la Ley de Seguridad Nacional de China (NSL) en junio de 2020, cuando Pekín impuso allí esta ley para reprimir la disidencia contra el PCCh. Es bajo esta misma ley que el periodista católico Jimmy Lai está siendo procesado actualmente.

Refiriéndose a esta ley, el informe de Hui señala que está «diseñada para estrangular la disidencia» y que «se utiliza para suprimir la libertad de reunión, la libertad de expresión y la libertad de prensa». El PCCh la utiliza para «sofocar la libertad religiosa en Hong Kong, al tiempo que señala que aún están por llegar medidas mucho más duras», añade, señalando que, aunque la persecución no es del tipo de la que se observa en China, está en marcha un fuerte proceso de sinización forzada.

Según explica el informe, “Se insta a los líderes religiosos a promover las prioridades del Partido Comunista Chino. Los sermones deben exigir a los fieles que se adhieran a los valores socialistas y acepten la aplicación de la ley de seguridad nacional. Se prohíbe el apoyo a causas de derechos humanos y justicia social. Los planes de estudio de las escuelas religiosas se mezclan ahora con programas basados en la identidad nacional. Las banderas del Estado chino son obligatorias en las aulas, al igual que las ceremonias de izado de banderas”.

El actual obispo de Hong Kong, el cardenal Chow, ha causado inquietud entre los observadores de China por su postura conciliadora hacia el PCCh. Mientras que uno de sus predecesores, el cardenal Joseph Zen, no dudó en criticar abiertamente los acuerdos secretos del Vaticano con China, el cardenal Chow se ha abstenido de toda crítica y prefiere hablar de «diálogo». El informe afirma que el cardenal Chow está ayudando activamente al PCCh a promover su agenda: «La Iglesia católica de Hong Kong suprime proactivamente la información sobre la persecución religiosa en China y ha diluido su atención a la defensa de los derechos de los fieles en China».

Desde su nombramiento para la diócesis de Hong Kong en 2021, el cardenal Chow ha adoptado una postura cuidadosamente política y cada vez más favorable al PCCh. En 2021, se distanció de la Iglesia china clandestina y también advirtió que no debía esperarse que hiciera declaraciones contra el PCCh en el futuro.

El informe también contiene acusaciones de que la postura del Vaticano ayuda al PCCh y no a los fieles católicos. El informe insta a Estados Unidos y a otras «democracias» a «disuadir al Vaticano de extender el acuerdo con Pekín a Hong Kong» y a «oponerse al acuerdo del Vaticano con Pekín». Se refiere también a una posible «oficina de enlace» que la Santa Sede espera abrir en China. Según el Secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, la Santa Sede espera «abrir una oficina de enlace de la Santa Sede en China» que «no sólo promovería el diálogo con las autoridades civiles, sino que también contribuiría a la plena reconciliación en el seno de la Iglesia china y a su progreso hacia una deseable normalidad».

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Hui escribe que una oficina de este tipo suscita «preocupación por la posible legalización de entidades controladas por el Estado. El clero de Hong Kong teme que se le presione para que se una a asociaciones controladas por el régimen comunista».

El acuerdo chino-vaticano, sumamente secreto, reconocería la versión de la Iglesia católica aprobada por el Estado y permitiría al PCCh nombrar obispos. Al parecer, el Papa conserva el derecho de veto, aunque en la práctica es el PCCh quien tiene el control. La ley también permitiría destituir a los obispos legítimos y sustituirlos por obispos aprobados por el PCCh.

En las últimas semanas se ha producido una repentina oleada de nombramientos de obispos en China, con el Papa Francisco nombrándolos varios meses después de su designación por las autoridades chinas. Tales acciones han revelado posibles detalles de cómo funciona el acuerdo en la práctica, con el PCCh nombrando de hecho a los nuevos obispos y el Papa simplemente firmando su aprobación.

Acaprensa/Michel Janva/Le salon beige.

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