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«EL TRABAJO DEBE ESTAR AL SERVICIO DE LA DIGNIDAD HUMANA»

El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello, ha publicado una carta pastoral en la que reflexiona sobre las condiciones laborales actuales y la importancia de promover un trabajo decente, poniendo el foco en la dignidad humana y el bien común.

Mons. Luis Argüello, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, ha publicado una carta pastoral dirigida a sus fieles en la que aborda la situación del trabajo en la sociedad actual. En el documento, el prelado subraya la importancia de que el trabajo respete la dignidad de la persona, afirmando que «el trabajo debe estar al servicio de la dignidad humana» y no al revés.

El arzobispo denuncia que en muchos casos las condiciones laborales, como los salarios insuficientes o la falta de seguridad en el trabajo, amenazan esta dignidad. La Iglesia, según expone Mons. Argüello, considera que el bien común es el criterio que debe guiar la organización del mundo laboral, recordando que no solo implica los derechos de los trabajadores, sino también su responsabilidad en contribuir al bienestar de la sociedad a través de su actividad profesional.

Mons. Argüello también señala la contradicción existente en el mercado laboral actual, en el que muchas personas no pueden acceder a un trabajo mientras que, al mismo tiempo, algunos puestos disponibles no logran atraer candidatos, ya sea por la falta de formación o por las condiciones laborales ofrecidas. Además, advierte sobre la tendencia, especialmente entre los jóvenes, de priorizar la autorrealización personal por encima de la contribución al bien común, lo que lleva al rechazo de ciertos trabajos.

En su carta, el prelado hace referencia a la enseñanza de San Juan Pablo II en la encíclica Laborem Exercens, en la que se establece la prioridad del trabajo sobre el capital, un principio que Mons. Argüello considera fundamental, aunque difícil de aplicar en la economía globalizada actual. Asimismo, subraya que el trabajo debe garantizar la estabilidad de las familias, permitiendo que puedan desarrollarse plenamente y facilitar la educación y cuidado de los hijos.

Con motivo del Día de la Virgen del Rosario, que se celebra el 7 de octubre, Mons. Argüello concluye su carta pidiendo la intercesión de María para que se logre «una victoria sobre las condiciones indecentes de trabajo y los atentados a la dignidad humana», recordando la importancia de promover un trabajo digno y justo para todos.

AcaPrensa / InfoCatólica

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