El objetivo transhumanista asoma la patita en ese laboratorio en el que se planea nuestro futuro que es el Foro Económico Mundial. Para su próxima sesión, el tema previsto es la ‘Colaboración para la Era Inteligente’, una era en la que ha aparecido la tecnología necesaria para “elevar a la Humanidad” hacia su siguiente fase.
Uno haría siempre bien en prestar atención a lo que se trata en el Foro de Davos, visto que sus debates tienen invariablemente un eco en las medidas que toman todos los gobiernos de Occidente, y que apenas hay líder político que no haya pasado por sus sesiones.
Y, en esta ocasión, su mensaje, transmitido por el fundador, el siniestro Klaus Schwab, nos acerca un paso más a su sueño, que es nuestra pesadilla. Schwab afirma en la página oficial del Foro que tras la cuarta revolución industrial entramos en la era de la inteligencia artificial, «una era que va mucho más allá de la mera tecnología. Esta es una revolución social, que tiene el poder de elevar a la humanidad, o incluso destrozarla». Ya aquí entendemos cómo la visión de Schwab es mesiánica y, por tanto, en última instancia religiosa. Pero no es Dios, sino la tecnología, lo que nos va a salvar.
Schwab ve en la IA un motor para acelerar el sueño del futuro superhombre: “Para que esta transformación implique desarrollo […] debe ir bien más allá de los avances tecnológicos para mejorar efectivamente el potencial humano.» Eso es exactamente el transhumanismo: con la tecnología, una tecnología fusionada con su propia biología, el hombre supera los límites que le impone la naturaleza.
“Con el auge del metaverso y de los mundos virtuales, la línea entre lo digital y lo físico se vuelve cada vez más borrosa”, sigue Schwab. “Este cambio hacia una realidad más mixta podría tener un profundo impacto en cómo definimos el espacio personal, la propiedad y la comunidad».
Schwab tenía sus esperanzas puestas en la pandemia como motor para desencadenar su ambicionado ‘Gran Reinicio’. Ahora la palanca será la Inteligencia Artificial. “Las plataformas basadas en inteligencia artificial ya están empezando a mediar en gran parte de nuestra comunicación, tanto a través de algoritmos de redes sociales que deciden qué contenidos vemos, como a través de asistentes virtuales que gestionan nuestros programas y nuestras interacciones”, escribe. “A medida que estos sistemas se vuelvan más sofisticados, moldearán cada vez más el flujo de información en la sociedad».
“En esta nueva era inteligente, la tecnología ya no es sólo una herramienta o una extensión de las capacidades humanas -afirma Schwab-; es un socio en la creación de un mundo donde cada individuo tenga la oportunidad de alcanzar su máximo potencial”.
La tentación primordial, “seréis como Dios”, sigue teniendo el mismo tirón que el primer día, y el mensaje de los globalistas la hacen cada día más cercana.
AcaPrensa / Carlos Esteban / InfoVaticna