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DOCTRINA DE LA FE DA LUZ VERDE A LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN DE LOS DOLORES EN CHANDAVILA

Se trata del primer pronunciamiento del Dicasterio que dirige el cardenal Víctor Manuel Fernández sobre un acontecimiento sobrenatural en España.

Doctrina de la Fe ha publicado la carta que le envía el cardenal Tucho Fernández al arzobispo de Mérida-Badajoz en la que se da luz verde a la devoción a la devoción a la Virgen de los Dolores en Chandavila que se originó a fines de la segunda guerra mundial (verano de 1945) en las experiencias espirituales que Marcelina Barroso Expósito y Afra Brígido Blanco vivieron separadamente.

«Marcelina narró que, al principio, veía una forma oscura en el cielo, que en otros momentos se fue perfilando más claramente como la Virgen de los Dolores, con manto negro cuajado de estrellas, sobre un castaño. La experiencia profunda de esta muchacha, más que la visión, fue haber sentido el abrazo y el beso que la Virgen le dio en la frente», escribe el cardenal Fernández en la carta.

Además resalta que «esta seguridad de la cercanía afectuosa de la Virgen es quizás el más bello mensaje. Si bien con el paso de los días, tanto ella como Afra identificaron la figura como la Virgen de los Dolores, lo que más se destaca es una presencia de la Virgen que infunde consuelo, estímulo, confianza. Cuando la Virgen pide a Marcelina caminar de rodillas por un tramo de erizos de castaño secos, espinos y piedras cortantes, no lo hace para provocarle un sufrimiento. Al contrario, le pide confianza ante ese desafío: «No temas, nada te sucederá»».

En ese sentido, el purpurado argentino afirma que «este llamado de la Virgen a la confianza en su amor dio a esta niña pobre y sufrida una esperanza y una experiencia de sentirse dignificada. Ese sencillo manto hecho de cañas y hierbas con el cual la Virgen protegió las rodillas de la muchacha, ¿no es una hermosa expresión de la ternura de María? Al mismo tiempo fue una experiencia de hermosura, porque la Virgen se presentó rodeada de constelaciones luminosas, como las que podían admirarse por las noches en el límpido cielo de los pequeños pueblos de Extremadura».

El cardenal escribe en su misiva al arzobispo José Rodríguez Carballo que «tras las presuntas visiones, las dos muchachas llevaron una vida discreta y sin estridencias. Ambas se dedicaron a obras de caridad, especialmente atendiendo personas enfermas, ancianas o huérfanos, y transmitiendo así, a las personas sumidas en el dolor, aquel dulce consuelo del amor de la Virgen que ellas habían experimentado».

Por todo ello, el Dicasterio entiende que «no hay nada que se pueda objetar a esta hermosa devoción, que presenta la misma sencillez que podemos ver en María de Nazaret, nuestra Santísima Madre. Son muchos los aspectos positivos que indican una acción del Espíritu Santo en tantos peregrinos que se acercan, tanto de España como de Portugal, en las conversiones, curaciones y otros signos preciosos en este lugar. El Jubileo por el 75 aniversario, recientemente celebrado, ha sido reconocido por su predecesor como una bendición para la Diócesis».

«Por consiguiente, este Dicasterio presta gustosamente su conformidad para que usted proceda a la declaración del “nihil obstat” propuesto, de manera que el Santuario de Chandavila, heredero de una rica historia de simplicidad, de pocas palabras y mucha devoción, siga ofreciendo a los fieles que quieran acercarse, un ámbito de paz interior, consuelo y conversión», concluye la carta del cardenal.

AcaPrensa / InfoVaticana

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