Vamos sabiendo más de la entrevista concedida por el Papa a la cadena estadounidense CBS. Lo último, que denuncia la “actitud suicida” de los católicos conservadores que se oponen a su programa renovador de la Iglesia.
Un conservador es una persona que «se aferra a algo y no quiere ver más allá». Quizá usted tenga otra definición menos sesgada, tal vez incluso sea conservador y no se identifique en absoluto con esta descripción. Pero son las palabras del Papa en la entrevista concedida a la cadena norteamericana CBS.
Los conservadores dentro de la Iglesia en Estados Unidos son una espina en el costado de Francisco, que no vacila en hacer un hombre de página de sus opositores, atrapados, dice, en una “acritud suicida”. No se puede ser conservador, al parecer, aunque muchos puedan igualmente calificar al progresista como una persona que “no se aferra a nada y está siempre cambiando”, ya puestos. No sería ni más ni menos injusto.
Por supuesto, sería legítimo sugerir que el propio pontífice “se aferra” a cosas más allá de las cuales no parece querer ver, como su apocaliptismo climático o su entusiasmo por las cada vez más desprestigiadas vacunas contra el coronavirus, cuestiones de las que un Papa no tiene por qué saber más o menos que cualquier otro, pero ni lo uno ni lo otro es lo que ha provocado la alarma de los conservadores. No, es más su acercamiento a las posturas del lobby LGBT y sus esfuerzos por ‘democratizar’ una estructura eclesial que Cristo quiso jerárquica. De hecho, paradójicamente, es la única razón por la que el Papa puede emprender su actual renovación eclesiástica sin consultar con nadie.
El año pasado, Francisco destituyó sin explicaciones ni ceremonias al obispo texano de Tyler, Joseph Strickland, pese a los frutos vocacionales de su episcopado, fundamentalmente por ser conservador y criticar las medidas renovadoras, y acusó al ala conservadora del episcopado norteamericano de ser «reaccionaria», y despojó a otro de sus críticos, el cardenal Raymond Burke, de algunos privilegios vaticanos.
AcaPrensa / Carlos Esteban InfoVaticna
