El 25 de octubre llegará a los cines de España la película Libera Nos: el Combate de los Exorcistas, un documental dramatizado sobre el mal, el demonio y los exorcismos, que tiene la peculiaridad de contar con el beneplácito expreso de la Asociación Internacional de Exorcistas, la gran asociación católica que reúne a unos 900 clérigos y expertos, aprobada desde 2014 como asociación de derecho pontificio.
El filme es un documental de testimonios y también una exploración del mal y lo demoníaco en el arte occidental. Busca ser una película para todo el mundo, creyentes y no creyentes, pues aborda temas muy actuales desde la experiencia en primera persona de los exorcistas.
La conversión de los cineastas: su contacto exorcista
Los cineastas, que hace pocos años no eran creyentes, e incluso hostiles a la fe (al menos Ziberna) y entienden lo que significa llegar a un público escéptico o perplejo.
El director Giovanni Ziberna hace pocos años era ateo y, de hecho, no estaba ni bautizado. Se forjó en la escuela cinematográfica de Ermanno Olmi (El árbol de los zuecos, 1978) y trabajó con maestros del Séptimo Arte como Abbas Kiarostami y Ken Loach. La historia de su conversión merece la pena.
«Soy hijo de padres no creyentes y por eso no fui bautizado cuando era niño, pero algo no me cuadraba: por dentro sentía que Dios existía y por eso decidí buscarlo», explicó en 2017 en una revista católica, Il Settimanale di Padre Pio. «Al crecer hice todo lo posible para no buscarlo en la Iglesia, por el contrario, creció en mí un sentimiento abiertamente anticatólico», recuerda. No conocía católicos ejemplares.
Con Valeria Baldan y su amigo Mattia Vecchi, el único católico de los tres, fundaron la productora Sine Sole Cinema y lanzaron una película, ‘La Terra Nel Sangue’, obra que presentaron en dos festivales, uno en Asís, otro en San Giovanni Rotondo, la ciudad del Padre Pío.
Vecchi sabía que Ziberna tenía simpatía por Francisco de Asís, lo llevó al santuario del santo, y Ziberna se sorprendió a sí mismo arrodillándose para pedir la ayuda celestial del ‘Poverello’.
Luego, en San Giovanni Rotondo, embarazada Valeria de su segundo hijo, conocieron a un crítico de cine, Eusebio Ciccotti, que les mostró el santuario y les pidió realizar una película sobre la monja y mística Santa Verónica Giuliani. Un fraile libanés quería impulsar ese proyecto y estaba en Padua, la ciudad natal de Valeria.
Un exorcista para hablar del demonio
Santa Verónica Giuliani sufrió muchos ataques del demonio. A medida que el cineasta leía sobre su vida, empezó a hacerse preguntas serias sobre la fe. Él siempre había intuido que el demonio debía existir, pero ahora lo relacionaba con más cosas: con Dios, Cristo, la Iglesia…
Les presentaron al padre Elías, un exorcista libanés, para que respondiera sus preguntas de temas demonológicos. Pero ese sacerdote hizo algo más: bendijo al cineasta con la cruz y con agua bendita.
En ese momento, explica, «sentí como un fuego que partía de la planta de mis pies y subía por todo mi cuerpo, un fuego que no me dolía, más bien contenía una sonrisa, y sentí como el eco de un «sí» en mi cabeza. Era una sensación que nunca antes había experimentado».
Después el sacerdote preguntó a Giovanni y a Valeria si estaban casados. Sólo lo estaban por lo civil, respondieron, explicando que él estaba sin bautizar. «El Padre Elías me preguntó seriamente si quería recibir el Bautismo y fue en ese momento que comprendí que el eco que sentía en mi cabeza era la respuesta a esa pregunta, y con la certeza de dar una respuesta para siempre, dije que sí».
Dos semanas después, le bautizaban en Città di Castello frente al cuerpo incorrupto de Santa Verónica Giuliani. «El día de mi bautismo también Valeria experimentó una verdadera conversión, que llevó a su siguiente confesión», recuerda el cineasta. Y en un par de meses se casaban ante Dios y bautizaban a sus hijos. Mientras tanto, su amigo Mattia entró en el seminario para ser sacerdote.
La experiencia de ayudar en exorcismos
En octubre de 2022 se estrenó el documental en Italia. Giovanni y Valeria decían entonces: «No debemos ver al diablo en todas partes, pero fingir que no existe no ha dado buenos resultados, ¡de hecho ha jugado a su favor!».
El documental utiliza actores para representar escenas de exorcismo. «La decisión está en línea con las indicaciones de la Santa Sede de no utilizar material grabado durante exorcismos reales, sugerencia que compartimos reconociendo su sabiduría», afirman los cineastas.
Ellos, que han conocido la increencia en primera persona, piensan que un simple vídeo -por muy real que sea el metraje- no basta para hacer cambiar de opinión a muchas personas. En cambio, una película más elaborada puede plantear «las preguntas correctas al respecto y abrir un rayo de duda».
La película, decían, busca «tomar distancia de una cinematografía más interesada en el horror y el sensacionalismo» y mostrar «el ejercicio luminoso del mandato de Jesús dado a sus apóstoles» de «expulsar demonios en su nombre». La parte que llegó a los cines se completó gracias a la contribución de varios donantes en una campaña de crowfunding.
AcaPrensa / P.J.Ginés / Religión en Libertad