Mons. Gregory Aymond, arzobispo de Nueva Orleans ha lamentado el acto terrorista yihadista cometido durante la celebración de Año Nuevo en la famosa Bourbon Street de la ciudad, que ha dejado 15 muertos y 35 heridos. El terrorista, que llevaba una bandera del estado islámico al atropellar a los ciudadanos, fue abatido por la policía.
Mons. Aymond lamentó lo sucedido durante una Misa en la Catedral de su diócesis. Previamente había escrito en las redes sociales el siguiente mensaje:
«Nuestras oraciones están con aquellos que murieron y resultaron heridos en el horrible ataque de esta mañana en la calle Bourbon. Este acto violento es una señal de absoluta falta de respeto por la vida humana»
El terrorista abatido por la policía ha sido identificado como Shamsud Din Jabbar, de 42 años, nacido en un pueblo de Texas y residente en la ciudad de Houston, situada a unas seis horas en coche de Nueva Orleans. Din Jabbar sirvió en las Fuerzas Armadas durante más de diez años antes de dedicarse al sector inmobiliario.
Conduciendo una camioneta, atravesó parte de Bourbon Street atropellando a transeúntes y disparando contra ellos, hasta llegar a Canal Street, una de las principales avenidas del centro de Nueva Orleans, conocida por albergar hoteles de lujo. Fue allí donde la policía logró interceptarlo. Vestido con un uniforme militar, Din Jabbar se enfrentó a las fuerzas del orden en un tiroteo que terminó con su muerte y varios agentes heridos.
En el interior del vehículo eléctrico utilizado por el atacante, las autoridades encontraron una bomba, una pistola y un rifle semiautomático AR, similar a los usados por las Fuerzas Armadas y comúnmente empleados en tiroteos masivos en Estados Unidos. En la parte trasera del vehículo también se halló una bandera del Estado Islámico. Las investigaciones buscan confirmar si Din Jabbar tenía vínculos directos con el grupo terrorista o si actuó de manera independiente, posiblemente radicalizado a través de internet. Este atentado sería el más letal atribuido al Estado Islámico fuera de Oriente Próximo desde el ataque en marzo que dejó 145 muertos en la sala de conciertos Crocus en Moscú.
AcaPrensa / InfoCatólica