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MILAGRO EUCARÍSTICO EN BUENOS AIRES: LA HOSTIA QUE SE HIZO CARNE HUMANA

Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, gracias al reportaje de José Arturo Quarracino, a quien agradecemos sinceramente, ofrecemos este artículo para su lectura sobre el milagro eucarístico de Buenos Aires. Feliz lectura y compartir.

Milagro en Buenos Aires: la hostia que se hizo carne humana

Las misteriosas manifestaciones ocurrieron por primera vez en 1992. El milagro fue analizado científicamente en 1999 a petición del entonces cardenal Bergoglio, actual Papa Francisco. Verificaron que se trataba de tejido cardíaco humano vivo. El recuerdo de uno de los testigos.

Cintia Suárez y Nunzia Locatelli, 8 de mayo de 2024, en https://www.infobae.com/sociedad/2024/05/08/milagro-en-buenos-aires-la-hostia-que-se-convirtio-in- carne humana/

La historia del milagro de la hostia.

El padre Eduardo Pérez del Lago, de apenas treinta años, recién era ordenado sacerdote cuando el 1 de mayo de 1992 se encontraba en la parroquia de Santa María, ubicada en el barrio porteño de Almagro. Así cuenta los hechos a Infobae: «Después de la misa, el párroco Juan Salvador Carlomagno y el ministro de comunión que lo ayudó, en la reserva de las hostias en el Sagrario, encontraron que, en el corporal, que es el pañuelo blanco colocado frente al Tabernáculo estaban dos pequeños pedazos de la hostia. Probablemente se habrían caído durante el traslado de una píxide a otra y blanco sobre blanco no se habría dado cuenta. “Entonces el sacerdote hizo algo que hacemos habitualmente, que es ponerlo en un vaso de agua”. Así recuerda el sacerdote Pérez del Lago el procedimiento habitual que la Iglesia prevé para estos eventos.

Y continúa la descripción de los hechos: “En este caso se trataba de un jarrón de cerámica con un poco de agua en el que metías las dos piezas y esperabas a que se diluyera. Normalmente con el paso de los días se va diluyendo y se echa el agua a una planta porque ya no hay presencia eucarística y se limpia o purifica el vaso. Pero eso no sucedió en toda la semana. Al llegar el 8 de mayo, día de la Virgen de Luján, el párroco, luego de terminar la misa, miró el recipiente para ver si necesitaba ser purificado y encontró algo muy extraño. El sacerdote nos llamó a mí y al diácono para verlo y fue como si la hostia hubiera explotado, se podía ver que fue una explosión porque había astillas contra las paredes del vidrio”.

El sacerdote señala que le llamó la atención el color de la hostia, ya que “tenía un color oscuro”. Y completa: “Pero había otras astillas que estaban en el agua y mantenían su color rojo, pero muy alto y luego adentro era como una masa de carne. A la vista era como carne brillante, pero como carne de hígado”.

Silencio y discreción

Ante este impactante escenario, el párroco Carlomagno y los sacerdotes que presenciaron el Milagro de la Hostia Sangrante se comunicaron con el arzobispado y reportaron el extraño suceso al cardenal Antonio Quarracino, entonces arzobispo de Buenos Aires.

Las primeras instrucciones que recibieron los sacerdotes, además de contactar a un médico, fueron de ser cautelosos y guardar el secreto.

“Desde dentro era como una masa de carne. A la vista parecía carne brillante, pero como carne de hígado”, explica el padre Pérez del Lago.

«Aprovechamos que la iglesia cerraba al mediodía y le mostramos la hostia a una oncóloga que vivía cerca y nos dijo que era sangre. Luego dijo que tomaría una muestra para analizarla. Cuando trajo la jeringa no aspiró porque era carne y entonces tomó con un portaobjetos una de las astillas que había en el agua y la llevó al sanatorio y el primer resultado fue que era sangre humana”, recuerda el padre. Pérez.

El sacerdote continúa explicando: “Entonces decidimos ese mismo día colocar la hostia sangrante en un tabernáculo móvil y la colocamos sobre mi escritorio. El fin de semana los patenas quedaron inexplicablemente manchadas de sangre, en una que era una patena de bronce y en la otra que era una patena de estaño, la parte de estaño absorbió la sangre. Posteriormente se pudo analizar y se descubrió que la sangre de esa patena correspondía a la misma que había en mi habitación, pero ninguna había tenido contacto.»

Se realizaron varios estudios que confirmaron que se trataba de ADN y sangre humanos.

«Quizás fue nuestra juventud, no sé exactamente qué, pero cuando el cardenal Quarracino se enteró del milagro, nos preguntó a menudo si alguno de nosotros había dudado de la presencia viva de Jesús en la Eucaristía. Porque en la historia de los Milagros Eucarísticos hubo sacerdotes que tenían dudas y Jesús, para confirmarlas, realizó un acto extraordinario. Esto nos mortificó mucho porque no teníamos dudas de que Jesús estaba en la Eucaristía y tuvimos que explicar lo que creíamos y el cardenal lo entendió, lo aceptó”, explica el sacerdote.

“Fue sorprendente, dado que un trozo de carne debe empezar a oler a los tres días, ¿no? y esto estaba en un Sagrario, que es una losa de bronce con una puertecita, sin ninguna clase de refrigeración. Permaneció así durante 40 días, sin secarse, había agua alrededor. En cierto momento el sacerdote añadió un poco de agua porque el agua se estaba evaporando, hasta que el obispo le dijo que no añadiera más agua y que la dejara seguir su curso natural». Así es como el último testimonio vivo del Milagro Eucarístico de 1992 describe en detalle lo sucedido.

El milagro de la hostia ocurrió en 1992 y luego hubo otros dos episodios

Las manifestaciones de 1994 y 1996

En la misma parroquia de Santa María, durante una misa infantil el 24 de julio de 1994, uno de los ministros de la Eucaristía observó una gota de sangre sobre el corporal.

Posteriormente, el 18 de agosto de 1996, ocurrió otro fenómeno inexplicable en el mismo templo de Buenos Aires. Ese día encontraron una hostia escondida y sucia en un crucifijo de madera en un ala de la iglesia. Cuando lo encontraron, lo guardaron en el sagrario y una semana después encontraron un nuevo milagro.

¿Qué dice la ciencia?

Pasaron los años y parecía que el Milagro Eucarístico seguía siendo sólo un secreto bien guardado entre los protagonistas. Hasta que, en 1999, con la autorización del entonces Arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio, se realizaron análisis científicos en dos laboratorios forenses de Estados Unidos. Tomaron dos muestras, una del huésped sangrante de 1992 y otra de 1996. El estudio se realizó a doble ciego, lo que significa que no se sabía de dónde procedían las muestras. Los informes obtenidos concluyeron que se encontraron elementos de sangre, el resto de la cadena de ADN humano y una sustancia generada a partir de la piel tras una herida. Los expertos también encontraron la presencia de glóbulos blancos, que existen sólo en una persona viva.

“En 1999 apareció el Dr. Ricardo Castañón Gómez, proveniente de una fundación de Estados Unidos interesada en el estudio de las hostias de Santa María y quien entró en contacto con el cardenal Bergoglio. Todos sabemos el amor que tiene por la pobreza y luego le dice a este médico ‘¿cuánto cuesta?’, y el médico le dijo ‘no, nada porque hay una fundación que se hace cargo de los costos’ y entonces Bergoglio le dio la autorización para realizar el estudio.” Esto es lo que recuerda el padre Eduardo.

“Primero se hizo un estudio de credibilidad de los testigos y se hizo un análisis psicológico a los testigos y luego el Doctor Castañón trajo un notario que certificó que la muestra tomada en ese momento y colocada en un sobre era la misma desde que fue abrir en Estados Unidos y lo llevó a un laboratorio en Texas. Al rato volvió a informar el resultado al cardenal Bergoglio, que era que el miocardio y el tejido cardíaco estaban vivos y lesionados. El médico pidió al cardenal Bergoglio que sometiera a la hostia a más estudios, pero el cardenal dijo que no. No dejemos que la ciencia diga lo que dice la fe», afirma el sacerdote.

Los resultados de los análisis establecieron que se trataba de tejido miocárdico y cardíaco vivo y lesionado.

Posteriormente, un cardiólogo y patólogo llamado Frederic Uribe, quien vivía en Nueva York, continuó con los peritajes. Luego de su estudio concluyó que “era el corazón de una persona de 30 años que sufre un estrés muy grave, que recibió un golpe en el pecho, que tiene glóbulos blancos de tal manera que se defiende de un golpe muy fuerte. herida grave, que está vivo y que su tipo de sangre es AB. “Lo cual coincide con el grupo sanguíneo de Sabana Santa y otros milagros eucarísticos”, concluye el padre Eduardo Pérez del Lago.

Desde 1999, el cardenal Bergoglio autoriza la difusión y narración de los hechos ocurridos, actividad que se realiza mensualmente en la Parroquia de Santa María, ubicada en Avenida La Plata 286 de la ciudad de Buenos Aires.

El Milagro de Lanciano, es el más antiguo de la historia

En Italia, en el siglo VIII, ocurrió el llamado Milagro de Lanciano. Un monje que tenía dudas sobre la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía descubrió durante la consagración durante la misa que el pan y el vino se transformaban en carne y sangre, que se coagulaban en cinco glóbulos irregulares de diferentes tamaños y formas, que tienen la particularidad de pesar. 15,18 gramos cuando se pesan por separado tanto los cinco juntos como cualquier combinación de ellos.

La pulpa es fibrosa y de color marrón oscuro y se vuelve rosada cuando se ilumina desde atrás.

El examen científico realizado en 1971 confirmó que se trataba de tejido cardíaco humano y que la sangre era del tipo AB, la misma que la de la Sábana Santa.

En 1902 la custodia fue colocada dentro de una estructura de mármol, un tabernáculo junto al altar mayor y los elementos son hoy visibles en la Iglesia de San Francisco en Lanciano.

AcaPrensa / Marco Tosatti / Stilum Curiae / José Arturo Quarracino

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